Francesca Woodman




Las sobrecogedoras instantáneas de esta joven fotógrafa reflejan un mundo frágil, onírico de grises texturados, de cámaras sin fotógrafo detrás en el momento del disparo. Experimentación cruda recopilada en el tomo “Algunas geometrías interiores desordenadas” publicado en 1981, meses antes de su suicidio, a la temprana edad de 23 años.

Para mi amiga Fátima.
Sin ella no habría abierto la puerta de esta fotografía.
Sin ella no estaría comenzando una nueva etapa en mi trabajo.
Sin ella, hubieran quedado todas estas respuestas en el aire.

Gracias

Rosana Acquaroni


HAY VENTANAS QUE PUEDEN HABITARSE...

Hay ventanas que pueden habitarse
como se habita una ciudad, durante años.
Hay escenas que encienden una vida
y vidas
que encienden una muerte mientras duran.

Tan sólo fue un instante.
Después
aquella imagen fue quedándose atrás
y tuve la certeza
de que ella misma había consentido en su muerte.

El sacrificio es siempre una forma de venganza.
En la noche anterior
él le había prometido llevarla a ver el mar.

La ventanilla de un tren
puede llegar a contener el mundo en un instante.

Después de golpearla
ella cayó de rodillas ante él,
mientras él la miraba
y su mano homicida se abría sin querer
y la piedra sangraba,
se dejaba caer,
se despeñaba talud abajo.

Me pregunto cómo se conocieron.
En dónde enamoraron.
Si ella sabía coser.
Si habría criaturas esperándola.

No pude decir nada.
Asistir al fragmento de la vida de otros.
Sentir la medianía de un cuerpo malogrado.
Ver cómo me alejaba
y mi ojos sin tiempo
querían estirarse, detenerse,
comprender.

El tren seguía su curso.

(Un hombre solo que planea una muerte en campo abierto.
Alguien que casualmente miraba en ese instante por la ventanilla de un tren
y lo contempla. Eso es todo.)

De "Lámparas de arena" 2000


Poeta española nacida en Madrid en 1964.
Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid, trabaja como profesora de español para extranjeros en la Universidad Complutense de Madrid desde 1992. Es autora de materiales didácticos para la enseñanza de ELE, ha impartido cursos de formación de ELE en Inglaterra, Estados Unidos y Túnez, y es profesora del Máster de formación de profesores de ELE de la Universidad Complutense de Madrid.
Entre los reconocimientos obtenidos, se destacan: el Accésit del Premio Adonais de Poesía 1987 con el libro Del Mar bajo los puentes, la Ayuda para la Creación Literaria del Ministerio de Cultura para su libro El Jardín Navegable y el Premio de Poesía Cáceres Patrimonio Mundial 1995 con el libro Cartografía sin mundo.
Su último libro, Lámparas de arena fue publicado por la Comunidad de Madrid y la Fundación Gerardo Diego.
Sus poemas han sido traducidos al francés, al alemán y al árabe y aparecen recogidos en varias antologías.

Gracias a www.amediavoz.com

Luis García Montero


CANCIÓN 19 HORAS

¿Quién habla del amor? Yo tengo frío
y quiero ser diciembre.

Quiero llegar a un bosque apenas sensitivo,
hasta la maquinaria del corazón sin saldo.
Yo quiero ser diciembre.

Dormir
en la noche sin vida,
en la vida sin sueños,
en los tranquilizados sueños que desembocan
al río del olvido.

Hay ciudades que son fotografías
nocturnas de ciudades.
Yo quiero ser diciembre.

Para vivir al norte de un amor sucedido,
bajo el beso sin labios de hace ya mucho tiempo,
yo quiero ser diciembre.

Como el cadáver blanco de los ríos,
como los minerales del invierno,
yo quiero ser diciembre.

Luis García Montero

Juan Eduardo Cirlot

Jazz-Lilith

Con mis ojos escucho, con mis ojos
de menta y de cristal desmesurado.
Con mis ojos de piano en el ocaso,
con mis ojos de tigre y de cerezo.
Con mis ojos escucho los acordes,
los desgarrados sones de la tarde,
los sones del amor y del sollozo,
los muslos que se acercan por el cielo.
Con mis ojos escucho tantas selvas,
tantas selvas de furia y de carbunclos.
Con mis ojos de piano, con mis ojos
de hoguera abandonada en el desierto.
Los acordes se rompen en el canto,
los acordes se quiebran en los árboles,
los muslos se acercan por el cielo,
los muslos de magnolia y de ceniza.
Con mis ojos escucho los dos muslos,
con mis ojos de menta y de asesino,
con mis ojos de músico extraviado.


Dragan y el efecto Draganizado


Dragan es un personaje curioso, doctorado en física, profesor universitario y galardonado en concursos de composición musical, lleva desde 2003 dedicándose a la fotografía, realizando campañas de publicidad y portadas de revistas. Como retratista es sensacional, su estilo es impactante y se basa en enfatizar los rasgos y gestos de sus modelos, además de configurar una atmósfera a su alrededor perfectamente integrada.

Se trata de un conocido fotógrafo polaco, especializado en retratos y que ha conseguido crear escuela con su peculiar estilo. Integra a la perfección la calidad de buenas fotografías con un tratamiento digital original y con un efecto dramático realmente sorprendente. Tanto es así, que ha creado escuela y se pueden encontrar muchas variantes a su estilo, imitadores y también seguidores, llegando a conocerse como “efecto Dragan” o “efecto draganizado”.

Su trabajo de edición se basa en la saturación del color, sobreexposición selectiva y enfatización de los detalles, además de extremar la nitidez en los ojos y oscurecer los tonos de piel, aumentando las sombras. Debido a la excesiva fuerza del resultado, no es conveniente abusar de semejante efecto.

Gracias a la página http://www.xatakafoto.com

Cesar Pavese


MAÑANA

La ventana entornada recuadra un rostro
sobre el campo del mar. Los lindos cabellos
acompañan el tierno ritmo del mar.

No hay recuerdos en este rostro.
Sólo una sombra huidiza, como de nubes.
La sombra es húmeda y dulce como la arena
de una intacta caverna, bajo el crepúsculo.
No hay recuerdos. Sólo un susurro
que es la voz del mar convertida en recuerdo.

En el crepúsculo, el agua mullida del alba,
que se impregna de luz, alumbra el rostro.
Cada día es un milagro intemporal,
bajo el sol: lo impregnan una luz salobre
y un sabor a vívido marisco.

No existe recuerdo en este rostro.
No hay palabra que lo contenga
o vincule con cosas pasadas. Ayer,
se desvaneció de la angosta ventana,
tal como se desvanecerá dentro de poco, sin tristeza
ni humanas palabras, sobre el campo del mar.


TIENES ROSTRO DE PIEDRA ESCULPIDA

Tienes rostro de piedra esculpida,
sangre de tierra dura,
viniste del mar.
Todo lo acoges y escudriñas
y rechazas
como el mar. En el corazón
tienes silencio, tienes palabras
engullidas. Eres oscura.
para ti el alba es silencio.

Y eres como las voces
de la tierra -el choque
del cubo en el pozo,
la canción del fuego,
la caída de una manzana;
las palabras resignadas
y tenebrosas sobre los umbrales,
el grito del niño- las cosas
que nunca pasan.
Tú no cambias. Eres oscura.

Eres la bodega cerrada
con la tierra removida,
donde el niño entró
una vez, descalzo,
y que siempre recuerda.
Eres la habitación oscura
en la que se vuelve a pensar siempre,
como en el patio antiguo
donde nacía el alba.

1908
De "La tierra y la muerte"


El poeta consigue poner fin a su vida con la última frase de su Diario el 18 de agosto de 1950: "Basta de palabras. Un gesto. No escribiré más."
Si deseais saber más del poeta:
http://grupobusetadepapel.blogspot.com/2006/10/csar-pavese-seductor-de-la-muerte.html