Presentación poemario "Detrás del nombre", Enfero Carulo

El Viernes 13 de enero presento mi Poemario "Detrás del nombre" junto a la exposición de Fotografía que acompaña el libro. Será a las 19'30h y he preparado unas sorpresillas. Te espero en el Sporting Club Ruzafa, en la C/ Sevilla 5 bajo de Valencia. Hasta pronto.

WEEGEE

Sus fotografías representan el espíritu callejero neoyorquino de los años 30 y 40. A través de su ojo y del de su cámara nos colamos en la ópera, en los momentos más apasionados de los cines y clubes, en incendios y asesinatos…. Instantes sólo capaces de ser robados por alguien que se ayuda de una radio de policía y bomberos.
http://chiclenegro.wordpress.com/2009/04/21/and-the-chicle-negro-goes-to-weegee/

Repentismo con Alexis Díaz Pimienta

En el primer trimestre del año 2012, impartiremos desde Madrid el Primer Curso Off line y On Line de Improvisación, dirigido a todos aquellos interesados en practicar y perfeccionar la improvisación poética en todas sus formas. La cercanía del curso, titulado De rapsodas a raperos: Técnicas de improvisacion poética, es un buen pretexto para compartir  la enseñanza del repentismo, que es, a la vez, uno de los nuevos capítulos de la nueva edición de mi libro Teoría de la imrpovisación, que también saldrá a la luz en 2012.



 Más información:
http://cuartodemalamusica.blogspot.com/2011/10/ensenanza-de-la-improvisacion-regresar.html

La mujer-buitre que no soportaba su mirada, Diane Arbus

Diane Arbus, autorretrato, 1945




Diane Arbus, autorretrato, 1944
“No puedo hacer fotos”, dijo en un momento de su vida la fotógrafa Diane Arbus (1923-1971), de cuya muerte se cumplen esta semana cuarenta años.
Cuando le preguntaron el motivo respondió: “Porque quiero retratar el mal”.
Como buena lectora de Nietzsche, Arbus sabía que el mayor peligro de lidiar con monstruos es que puedes terminar siendo un monstruo.
Como buena lectora de Sir James Frazer también era consciente de que la fotografía es un ejercicio de metonimia, de rebautismo: poner un nuevo nombre a las cosas para tenerlas bajo control.
Arbus hizo fotos inolvidables -y de una tristeza profunda- de enanos, enfermos mentales, gigantes, tragadores de sables, travestidos y niños peligrosos, pero practicó muy poco el ejercicio del autorretrato, acaso porque el único freak al que temía era ella misma, el freak malvado.
Cuando se colocó ante el espejo tenía 21 años y aún no había desarrollado la belleza élfica y triste de su madurez. Era una niña con ropa interior fea y un naciente embarazo.
Diane Arbus - Autorretrato con Doon, 1945
Diane Arbus - Autorretrato con Doon, 1945
Unos meses más tarde volvió a posar con su primer hijo, Doon. En la toma de la izquierda abraza al niño con una delicadeza torpe. A la derecha parece que el bebé resbala hacia el suelo.
En los tres autorretratos sólo hay una emoción en la mirada de Arbus: miedo. Según algunos, el mejor amigo, pese a que la convivencia cobre un precio demasiado alto.
Veinte años después, cuando estaba camino de ser una de las fotógrafas más conocidas de su tiempo, celebrada como buceadora valiente de mundos subterráneos, Arbus tuvo que rellenar una solicitud de subvención para sufragar parte del coste de uno de sus reportajes de inmersión en el trasmundo.
“He aprendido a atravesar la puerta que lleva de afuera hacia adentro. Un entorno conduce al siguiente. Quiero ser capaz de seguir adelante”, escribió en el formulario. Siempre que manchamos un papel con el suero de la verdad de la tinta, escribimos para nosotros mismos: formulamos un deseo y lanzamos la moneda al fondo de la charca.
Cubierta de la 'psicobiografía'
Cubierta de la 'psicobiografía'
En un mes publicarán en inglés la psicobiografía -la denominación es tenebrosa- An Emergency in Slow Motion: The Inner Life of Diane Arbus, escrita por William Tod Schultz. Los editores y el autor aseguran que aclarará los misterios de la fotógrafa, sus claroscuros (la sexualidad, la tristeza, la inseguridad, el miedo…), que revelará testimonios y notas de alguno de sus siquiatras, amigos y familiares, que, en fin, elevará a definitivo un diagnóstico.
La fotógrafa que pretendía retratar los “innumerables e inescrutables hábitos” del presente para convertirlo en “legendario” consiguió con creces el objetivo. Su obra es ceremonial, punzante, literaria, lo mejor que se puede decir de un cuerpo fotógrafico.
Sin embargo, no lograba encontrar su propia mirada en el objetivo, no tenía arrestos para soportarse. El 26 de julio de 1971 se cortó las venas después de tragar un buen puñado de barbitúricos.
Había declarado: “Yo he aprendido a mentir como fotógrafa. Ha habido ocasiones en las que he ido a trabajar con ciertos disfraces, simulando ser más pobre de lo que soy…, actuando, pareciendo pobre”.
Era un buitre y lo sabía.
Todos los fótografos lo son. Deben serlo.
Ánxel Grove

http://blogs.20minutos.es/trasdos/2011/07/28/diane-arbus

Valencia, Democracia Real Ya, mayo 2011