Attila Durak y Enfero Carulo

 
CALLADÍSIMA
Soy un espectador y cada día
testigo de una infamia o de un agravio.
Calladísima trazo un argumento
para desencontrarme la verdad,
aunque por el contrario la investigo
buscando algún motivo indiscutible
por el que se razone tanta ofensa.
Pero nunca lo encuentro.
Serán traumas, complejos o manías,
bestias negras recién desconcertadas,
la ausencia de palabras a destiempo,
o los restos de varios bofetones.
También lo desconozco.
Gritaría con fuerzas desmedidas
al filo del más alto precipicio
demandando un poquito de justicia
para esa marabunta de mujeres
que viven bajo el dedo de un tirano,
pero es más que imposible poner orden
porque mueve el amor a la crueldad
cuando es malentendido.


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