El voyeur



Entre  el   ojo  que   representa  y
el     objeto        donde       querría
incrustarse    hay   un   campo  de
fuerza.   Y  es allí donde el voyeur
transforma  la intención en ficción


 
…tangibilizar inquietantemente un territorio donde la impudicia o la procacidad suelen resultar inefables contrarios de ellos mismos.










El arte erótico es aquel que provoca un placer al cuerpo.
No existe erotismo si alguien no está mirando …
Querer saber, de ahí surge el pecado. No el acto, sino su
conocimiento.
Mirar, espiar, imaginar…

El acto  más  perverso  del  hombre  es  el  de  hablar  y  hacer  hablar.
De este modo, los discursos de la  crítica y  la teoría se  nos  muestran
como  aquellos   más  perversos  por su  voyeurismo,  que  se  demora
amorosamente en torno al objeto y despliega esos espacios prohibidos


El deseo es  ese  estado  transitorio,
ese   anhelo   que  discurre  por  las
fibras de todo el cuerpo, que inyecta
pasión  contenida  y  que cataliza el
torrente   de   sangre   dispuesto   a
desbordarse  como   lo   hacen   los
cursos de agua  cuando llueve en la
montaña.


Un  voyeur...  ¿qué  es  un  voyeur?
Criatura de la curiosidad y la avidez,
sujeto lleno de deseos…


El voyeur no  "tiene“  un  texto, 
no es textualización.
Es  tan  sólo  intensidades   de
sentido.  No hay  fijación textual. 
Algo   fantástico   sucede en  él:
cuando  mira  su   identidad   se
deshace      momentáneamente
hasta que todo acaba y vuelve a
ser   él    mismo,   con  el   botín
de la experiencia testificada



 *Imágenes de Enfero Carulo
*Algún fragmento de texto de Alberto Garrandés

1 comentarios:

Chica_webcam dijo...

Me siento a medio camino entre lo bien que escribes y el deleite por la contemplación. Sucede que aunque todos somos un poco mirones, no entiendo porque los hombres sois tan voyeur. Por eso me ha entusiasmado como escribes, pero el tema... no es el mio.
Besos de Lulu